-No escribir demasiado texto.
-No escribir dos veces consecutivas.
-Se colocara todo en el libro de la mejor forma posible, como norma no se modificara nada de los textos, de no ser que sea muy difícil enlazarlo con lo anterior.
-Y por favor, todo el que entre que escriba unas lineas para ir agrandando el libro.
A la derecha podreis encontrar la recopilacion de todos los textos que mandeis por capitulos.
En principio nada mas, ya iremos añadiendo mas puntos si fuera necesario.
Os doy el pie, que empiece el libro.
CAPITULO 1
Amanece, y con el sol llegan los
cantos de los pájaros y el dulce sonido de la marea meciendo los viejos barcos
de pesca amarrados en el muelle de la pequeña y ahora tranquila aldea. Ya hace
casi 7 años que este pequeño lugar del norte no tiene que portar una espada, ya
hace casi 7 años que los verdes prados
no se tiñen de sangre y esta aldea de feroces guerreros ahora solo
dedican sus músculos a trabajar la tierra y a robarle al mar algún que otro
pez.
Einar el gran guerrero del pueblo
y ya a sus 47 años, no le quedó más remedio que aprender a labrar la tierra y a
salir a la mar, cosa que antes hacía, pero en barcos de guerra. Pero Einar
aparentaba tener más edad, su larga melena ya gris y su frondosa barba
conseguían envejecerle al menos 10 años. En este tiempo de sosiego y
tranquilidad Einar formo una pequeña familia con una mujer que tenía la mitad
de edad y una presiona niña de apenas 5 años.
Evelyn, la pequeña y dulce hija
de Einar, al despertar corrió junto a su padre aun dormido y comenzó a tirar de
su brazo. –Padre despierta, prometiste que me llevarías a las islas Nui de
pesca. La niña seguía alborotando y tirando del brazo de su padre. –Evelyn,
¿estas segura que prometí llevarte hoy? Dijo Einar esbozando una leve sonrisa
mientras se incorporaba. Evelyn miro a su madre que sonreía tras Einar. –
¡Madre! Protestaba la pequeña. –Tranquila Evy, tu padre está bromeando, lleva
esperando este día casi más que tú. Einar entonces no aguanto más y comenzó a
reír con su grave voz, a la que se unieron las dos risas de las féminas de la
choza.